jueves, 10 de septiembre de 2009

Ahí vos, acá yo, increíble.
Dos pasos y vomitaste, venías cargado. Y mientras lo hacías,deseperado por extraer, pude sentir como con el tiempo me había vuelto blanda y fuerte.
La percibimos desde que los pies ,respondiendo a un reflejo instántaneo, saltaron segurísimos a la aclimática y escandalosa calle . Aquella cercanía magnética, otra vez, en la que vibra hasta el cuerpo, pero desde adentro. Esa energía , que cambia el estado, sale desde el pecho y contagia la risa a cada partícula.
No dejo de sorprenderme cada vez que aparece, todo se tranquiliza, se conecta. Conectamos aunque pasen los meses, los años, las corridas,vomites vos o vomite yo,y saquemos punta a quichicientos lápices de colores,borremos los números celulares, y estallemos en cortocircuito,y me enamore o desenamore, o te enamores y desenamores.De alguna manera este resistente imán- ese que hace que los abrazos sean ,en tiempo real, exageradamente extensos y ,en nuestro tiempo, tan breves pero tan intensos- se las rebusca e incluso, dejando indicios previos al encuentro, se divierte fusionandonos cuando ambos- en una punta o en la otra- nos pensamos.